A estela le gustan muchas cosas. Le gusta jugar con el agua de la bañera e imaginarse que es un delfín que se vuelve pequeño, pequeño y se mete de un brinco por el ducto de la ducha y corre por todas las cañerías de la casa, hasta que su papá, que está fregando los platos en la cocina, abre la llave del fregadero y el delfín tiene que volver a convertirse en Estela para no caerse dentro de la sartén sucia que tiene entre las manos su papá. ¡Estela, grita muy fuerte! | PDF